Un record de longevidadVerano de 1.999 (28/07), parece que fue ayer y sin embargo han pasado más de 18 años emprendimos un viaje desde Murcia a Ubrique para conocer a Antonio García Pérez, fuimos muy bien recibidos por él y su familia, y como no por la gran familia del perro de agua español, quisimos hembra y Antonio apareció con una, color chocolate y calcetines, con el cuello y parte del pecho blanco, una muñequita, un peluche que solo daban ganas de achuchar, la llamamos Cala, su nombre oficial es Lamocala de Ubrique, hija de Lasso de Ubrique y Mokeh de Ubrique.
Creció sana, con amor, con mucho juego y muchas pelotas de tenis su gran pasión, fiel, obediente, sociable, cariñosa a la vez que independiente, trabajadora incansable, a todos lados quería estar con nosotros, cuando paseábamos en familia y la dejábamos suelta, nos trataba como un rebaño de ovejas, siempre rodeándonos a cada momento para que su particular rebaño no se dispersara.
Fuerte como un roble, sólo ha necesitado un buen alimento, amor, paseos y juguetes con los que trabajar, una perra feliz y entregada, tan sólo en su larga vida ha pisado dos veces el veterinario por alguna causa que no sea la vacunación establecida.
Valiente y decidida, protegiendo a su familia, incluso en una ocasión ante un intruso al que amedrantó subiéndose encima de su dueña y gruñéndole como una leona sabiendo que ése era su cometido en ese momento sin que nadie nunca le hubiera dicho lo que tenía que hacer, igual que en otra ocasión paseando cerca de un estanque con patos, ni corta ni perezosa se tiró al agua a perseguirlos y volviendo al rato ya cansada de nadar, era increíble Cala.
Es, ha sido y será la raza de nuestra vida, esa ternura que rebosaba, ese amor que nos daba sin que nos pidiera nada a cambio se nos ha marchado, 18 años y 3 meses después (26/10/2017), con unos análisis que son la envidia de los perros jóvenes el veterinario me dijo que nunca había visto nada igual tan anciano y tan bien, solo un derrame cerebral que le paralizó su lado izquierdo del cuerpo pudo con ella.
Orgullosos de haber contribuido a darle una larga y buena vida y al mismo tiempo apenados de su marcha, os damos las gracias de todo corazón por el gran trabajo que hace Antonio y toda su familia, toda una vida dedicada a ésta raza inigualable, insustituible y pura.
La mejor compañera que nuestra familia ha podido tener.
Un sincero abrazo, Jose Madrigal y familia.